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Área de Protección de flora y fauna del Pico del Tancítaro (CONANP, 2014)
EL PARÍCUTIN:
PATRIMONIO NATURAL, GEOCONSERVACIÓN Y UN BOSQUE TRASTOCADO
Entre los paisajes más emblemáticos del estado de Michoacán, se
cuenta sin lugar a dudas el del Volcán Parícutin. Su nacimiento en febrero de
1943 representa hasta la fecha un hecho científico sin precedentes por lograr
llevara a cabo la observación y estudio del nacimiento de un volcán, es decir,
ver nacer una montaña. Ante tal noticia, un gran número de geocientíficos de
todo el mundo, artistas y la presencia de los medios de comunicación se dieron
cita en sus alrededores, dejando una documentación sin precedente del fenómeno
geológico, así como una serie de testimonios que describen el éxodo y tragedia
de más de 4500 purépechas.
Actualmente el Parícutin y las ruinas arqueológicas de los
poblados afectados reciben mes a mes la visita de nacionales y extranjeros, con
un número variable de personas. La gama de visitantes varía desde
investigadores, excursionistas, curiosos y camiones de turismo que complementan
las rutas clásicas de turismo en Michoacán.
La importancia que ha tenido para los estudiosos de vulcanología,
ecología y biología, pero sobre todo para toda la gente que lo ha visitado, le
ha valido el reconocimiento de propios y extraños por la belleza excepcional
del Volcán y su entorno natural. De tal manera que es común escuchar y leer en
diversos documentos que hacen referencia al Volcán Parícutin como Patrimonio Natural (http://www.michoacan.gob.mx).
Incluso, recientemente se ha mencionado en diversos medios las declaraciones
hechas por algunos científicos, quienes lo han propuesto como un fuerte
candidato para que pudiera ser denominado por la UNESCO como uno de los
primeros Geoparques en México (Notimex/Academia/26-07-2013).
Sin embargo, hasta el momento la realidad es otra: El Parícutin
y su región purépecha no cuentan con algún estatus oficial de protección (e.g
Área Natural Protegida, Zonas de Restauración y/o Protección Ambiental). Los
planes de intervención o manejo del territorio se encuentran muy a la sombra
del denominado “Área de protección de
flora y fauna del Pico del Tancítaro”, el cual, a pesar de contar con una
propuesta de plan de manejo, pero hasta el momento no se observan con claridad
las estrategias de preservación. Sin embargo, aquí es importante relevar
también el intercambio de conocimiento que han tenido algunos sectores
académicos con el Municipio de Nuevo San Juan Parangarícutiro, dando como
resultado un esfuerzo por el aprovechamiento de los recursos naturales y en
particular los forestales.
En suma, el Parícutin y la región de sus volcanes que por vox populi ha sido valorado como
patrimonio natural, en realidad no cuenta con ningún plan o estrategia
nacional, estatal o municipal que lleve a la preservación natural de esta
región. De hecho, vale la pena mencionar una paradoja que se convierte en
ironía: el Volcán Parícutin se puede considerar uno de los volcanes más estudiados
del mundo. Han sido realizados numeroso y diversos estudios de investigación por
universidades nacionales y extranjeras. Sin embargo, la mayor parte se han
enfocado en alcanzar metas científicas específicas, como la mayor parte de
estos estudios han quedado en publicaciones de revistas -o papers- o en informes científicos internos no publicados o de
difícil acceso. Es decir, la voluminosa producción científica realizada en la
región del Parícutin se caracteriza también por estar desvinculada, de una u
otra forma con su población. ¿Responsabilidad y co-responsabilidad? El hecho es
contundente, por ahora no se observan con claridad los “puentes” de
comunicación que abonaran hacia la preservación de un medio ambiente por el
bien de un patrimonio natural de las comunidades, de todos.
Ante este escenario de desvinculación institucional y académico que
revela una relativa incompetencia para desarrollar una estrategia de manejo del
territorio, como es frecuente, quedan solo y solos los pobladores de cada
pueblo, ranchos y casas aisladas de esta región para determinar año con año,
por intuición o interés personal, el uso y aprovechamiento de sus recursos
naturales. Así, los criterios por supuesto se orientan mucho más hacia el
mejoramiento de sus ingresos económicos directos, de modo que el relativo
aumento del turismo significa para ellos, solo una clara oportunidad de
ganancia y se trata entonces de incrementarla de cualquier forma. Tal es el
ejemplo de la última obra vial visible e impactante a los visitantes, en
relación con la construcción de una calle
con guarniciones y banquetas de cemento, construida a lo largo del
tradicional camino en el bosque que conduce directamente a los visitantes de
manera “cómoda “ desde el Mirador Turístico de Angahuan hacia las ruinas del
pueblo de San Juan Parangaricutiro, o mejor aún para ser precisos que conduce a
los techos en donde la actual población de San Juan Nuevo vende quesadillas,
tacos y refrescos. Notar que una obra es demasiado cara para cualquier el
presupuesto de una comisaría o tenencia, por lo que sin duda ésta se decidió
muy probablemente como “ayuda” junto con algún financiamiento del gobierno
federal. Otro ejemplo reciente de una intervención rápida y oportuna, pero a toda
luz advenediza, se refiere a la construcción de una troje turística, colocada exactamente
en las faldas del Volcán. En esta construcción mas una pequeña cerca y
caballeriza adjuntas se pide una cooperación de diez pesos aduciendo un bien
para la comunidad de Caltzontzin e indicando que se la han ganado recogiendo la
basura que los turistas o visitantes en general habrían dejado dentro y fuera
del Volcán. Un hecho para que cada quien haga su interpretación.
Otro ejemplo de intervención al paisaje que se decide sin pensar
mucho, se refiere al cambio de uso de suelo de los llanos agrícolas y los
bosques para convertirlos principalmente en huertos de aguacate y durazno. Este
proceso de cambio de función de sus llanos, se escucharía simplemente benéfico.
Sin embargo, como en muchas regiones purépechas el aumento exponencial de áreas
de huerta en detrimento del bosque se ha intensificado en los últimos 5 años,
cambiando de manera brutal la forma del paisaje continuo del bosque por
montañas “rasuradas” y suplantadas con jóvenes matas de aguacate. De este modo,
mientras en otras regiones se ha mencionado con elocuente claridad el impacto
ambiental que causa el cultivo de aguacate, en esta región les ha llegado la
noticia de modernidad selectiva del campo y de un fácil enriquecimiento a
través de la implementación de las huertas de propiedad privada.
Ahora, vale la pena ahora señalar lo que significa valorar a
cualquier nivel un bien natural. De acuerdo con la definición de la UNESCO El Patrimonio Natural está constituido
por monumentos naturales construidos por formaciones físicas, geológicas y
biológicas que fueron creadas poco a poco a lo largo del tiempo por la
naturaleza, formaciones que después han logrado un valor universal excepcional
desde el punto de vista estético y científico. Notar que bastaría integrar un
expediente con título “Parícutin y Tancítaro”, para en efecto formalizar su
declaración a cualquier nivel nacional o internacional.
Así mismo, actualmente uno de los programas alternativos de
geoconservación más exitosos para la protección de un área natural se denomina
Programa de Geoparques, el cual ha
sido definido como un territorio que presenta un patrimonio geológico notable
que es el eje fundamental de una estrategia de desarrollo territorial
sostenible (inteligente) basado en la educación y el turismo. Es una propuesta la
Unión Internacional de las Ciencias Geológicas (IUGS, 2000). Este programa
inició en el 2004 y con número creciente de países actualmente se ha integrado
una Red Global de Geoparques, que incluyen actualmente 100 geoparques en 20
países (www.globalgeopark.org).
Desde hace tres años es dirigida y vigilada en su totalidad por la UNESCO.
Finalmente, es oportuno señalar que no soy partidiario de echar
las campanas al vuelo con las declaraciones o reconocimientos internacionales
para un patrimonio. Sin embargo, cualquier declaración oficial de un bien
natural, ya sea bajo forma de Patrimonio Natural o bien como Geoparque,
implicaría en principio obligar a ordenar la documentación académica, es decir
el conocimiento científico que buscaría tender los puentes hacia la población
de la Región del Volcán Parícutin y así dar la pauta para establecer una
estrategia de preservación y desarrollo sostenible de la región.
En este sentido, resulta claro que las propuestas deben partir de
un intercambio horizontal con la población local y regional del propio
monumento natural. De llegar a este punto, esto significaría un claro reto para
integrar las opiniones justas y equilibradas de cada pueblo de la región del
Volcán Parícutin, para sucesivamente encontrar entre los mestizos urbanos,
gubernamentales o no las herramientas y estrategias en las que cada uno de
nosotros podría seguramente aportar algo desde nuestra propia instancia.
Esperemos.
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Última actualización 3/septiembre/2020
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