Vista hacia el norte desde el cráter del Volcán Parícutin (al fondo C. Patamban)
Paisaje del Parícutin y el
Tancítaro
Ante el asombro de todos, la aparición de la nueva montaña
volcánica fue mucho más rápida de lo esperado: El primer día: 10 metros, el
segundo día: 60 metros, el cuarto día: 150 metros; la primera semana: 160
metros, dos meses y medio después: 335 metros. A partir de su nacimiento, las
explosiones de humo negro (cenizas) y humo blanco (agua caliente) del Volcán
Parícutin no pararon durante diez años.
Los principales derrames de lava que alcanzaron casi seis kilómetros
hacia el norte salieron durante los primeros tres años.
A partir de agosto de 1945, las explosiones del Volcán Parícutin
poco a poco se hicieron menos frecuentes y más largos los periodos de quietud,
hasta que a principios de marzo de 1952, la actividad del Volcán Parícutin
haría sus últimas explosiones.
El
paisaje del Parícutin y d ela región de sus productos fue descrito por
Segerstrom (1956) y ha sido uno de los ejemplos pioneros y aún citados
para entender los proceso de erosión en zonas volcánias.
Al
mismo tiempo, el paisaje ha sido -y aún lo es- plasmado en numerosas
fotografías y naturalmente en la paleta de diversos pintores, donde
resalta sin duda la obra de Gerardo Murillo o Dr. Atl (Martínez-Villa,
2016; 2018; Urquijo-Torres, 2018).
Desde el punto de vista más simple se puede mencionar que la región del Volcán Parícutin está compuesta por hermosas
cañadas, llanuras y montañas, el paisaje singular de numerosos conos volcánicos
de pequeña dimensión en las laderas de otros más grandes o estratovolcanes, le ha
valido el reconocimiento de Parque Nacional de Tancítaro (www.conanp.gob.mx/)
Análisis de la morfología (paisaje) volcánico de la
Región del Parícutin
Los edificios volcánicos de la Región Volcánica del Parícutin muestran una amplia variedad
morfológica que caracteriza el paisaje de la Meseta Purépecha. Hasenaka y
Carmichael (1985) y Hasenaka (1994), presentaron una clasificación de las
geoformas del CVMG y describieron sus parámetros morfométricos.
Aunque
considero que la clasificación de la morfología volcánica propuesta por
Hasenaka op cit debería ser revisada
y por lo tanto los aparatos re-clasificarse, para esta revisión general se ha
asumido su propuesta.
Sin embargo, como se puede ver en la figura de abajo, a partir del trabajo de Corona-Chávez (Ciencia Nicolaita; 2018), también han sido incluidos otros tipos de centros
eruptivos que en su momento no fueron referidos, pero que en la comparación resulta necesario incluirlos.
Una
vez establecida la re-clasificación y, asistido por los Sistemas
de Información geográfica (SIG), se procedió a realizar
un conteo simple, para ponderar las diferentes geoformas volcánicas
de la RVP (Ver Figura y Tabla ).
A partir de la figura, donde se presenta un modelo digital de sombras como
base para mostrar la distribución de la clasificación morfológica de los
centros eruptivos o edificios volcánicos de la RVP. El conteo simple, como puede ser observado en la Tabla y en el
histograma de la Figura, se observa número de aparatos volcánicos que indica un
relativo aumento de edificios volcánicos en relación con los reportados por
Hasenaka y Carmichael (1985). Esta diferencia en número de aparatos volcánicos,
podría deberse a que muy probablemente Hasenaka y Carmichael op cit, se habrían basado en las
fotografías aéreas y las cartas topográficas escala 1: 50 000 del INEGI para su
análisis, mientras que en este caso, por medio de los modelos digitales de
elevación (MDE), las geoformas se observan con mucho mayor detalle.
Las proporciones de abundancia de las diferentes geoformas
pueden ser observadas a partir del histograma, en donde resalta
una notable y mayor abundancia de los conos y aparatos de menor volumen: 205 centros
eruptivos monogenéticos; de los cuales 120 corresponden a conos volcánicos
simples tipo Parícutin. La abundancia es seguida por los aparatos en forma escudo
“S”; con 20 centros eruptivos. El resto de las tipologías resulta notablemente menor,
por lo tanto, este dato reflejaría que la diversidad de los edificios
volcánicos de la RVP, por su porcentaje de ocurrencia es en realidad poca, en
cuanto se refiere a los conos volcánicos simples y en forma en escudo.
En relación con la distribución y los parámetros morfométricos
de los edificios volcánicos de la RVP, sin duda ameritaría realizar un estudio ex profeso. Sin embargo, con la
finalidad de ilustrar algunas variaciones generales, en principio es oportuno
mencionar que en relación con la distribución espacial, los alineamientos de
los aparatos volcánicos del RVP se comportan como la mayoría de los conos volcánicos
dentro CVMG, es decir tienen una tendencia NNE a NE (Connor, 1990), con
pequeñas zonas donde tienen una tendencia casi E-O. En relación con la
concentración por área, se observan ciertas diferencias, la densidad general de
los conos de la RVP es de 9.7/100 km2, mientras que para los aparatos
en escudo es de 1.02/100 km2. Estos valores de concentración para la
RVP resultan ser relativamente más altos (~4/1), en relación con los valores
estadísticos generales obtenidos por Hasenaka (1994), para el CVMG, donde la
densidad general de los conos simples es de 2.5 conos/100 km2 (1040
conos/40,000 km2).
Finalmente, por su parte las mediciones de los parámetros
específicos de los conos cineríticos, indican que tienen en promedio una altura
de 90 m, un diámetro basal de 800 m, un cráter de 230 m de diámetro, y un
volumen promedio de 0.021 km3. Por su parte, los flujos de lava
pueden alcanzar un espesor promedio de 40 m y una longitud de hasta 3 km
(Hasenaka y Carmichael, 1985). Estos valores morfométricos resultan
interesantes, en cuanto nos darían una idea del volumen emplazado durante la
construcción de cada aparato o cono volcánico. Es decir, representarían una
tasa de producción de magma de 0.8 km3/1000 años (Hasenaka y
Carmichael, 1985).
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Última actualización 3/septiembre/2020
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