Principal
La Región del Volcán
Comunidades del Parícutin
El Volcán Parícutin
Excursión al Parícutin
Retorno al Parícutin: El Libro
Caja-Objeto del Parícutin 2016
75 Aniversario en Ciencia Nicolaita
Museos de la Memoria: El Proyecto
Referencias actualizadas
Contacto
Ligas de interés
|
Paisaje del Parícutin 1943, acuarela de Raul Anguiano
Desde
el nacimiento del Volcán Parícutin, además de las personalidades
oficiales, se dieron cita periodistas, intelectuales, fotógrafos,
pintores y una gran cantidad de personas creativas y artistas. Todos
ellos fueron creando y dejando un legado, el cual muchas veces quedó en
manos de privados y en otros, por fortuna, fueron recuperados por
diferentes instituciones públicas como el INBA.
La
actividad artística nunca ha parado, como nunca ha dejado de tener
visitas la Región del Volcán Parícutin. Prueba de ello son los
diferentes festivales "Arte de la Tierra":
los cuales han sido organizados por una
serie de vibrantes y activos artistas, en donde se incluye la Maestra,
Ana Lourdes López dela Facultad de Bellas Artes de la UMSNH.
Por mi falta de oficio, aquí se propone dejar un fragmento del reciente artículo escrito por Martínez-Villa en 2018.
Paisajes cromáticos después
del nacimiento del volcán...
Tomado de: MARTÍNEZ
Villa Juana 2018. Siluetas del volcán: crónica, literatura viajera y
memoria visual en la construcción del paisaje de Parícutin. Ciencia
NIcolaita, Volumen 74, Monográfico especial por el 75 Aniversario del
Parícutin, p.97-134.
(Por
espacio, no todas las figuras del artículo original han sido incluidas,
para su visualización favor de consultar el documento original)
...Al lado de los fotógrafos y los poetas llegaron al pie del
Parícutin numerosos pintores de connotada fama a nivel mundial. Un consagrado
Diego Rivera delineó en óleos y viñetas los entornos derruidos por la erupción.
Sus escenas permiten imaginar a un Diego temeroso de expresar cualquier
altanería ante el coloso. De cualquier manera logra insertar sus paisajes
devorados por el fuego en el contexto de lo puramente mexicano, como si el
Parícutin entonces, al lado del Popocatépetl y el Iztlazihuatl demandara su
evocación patriótica.
Imagen 10.- Diego Rivera, “El
Parícutin, paisaje devastado II”, dibujo a tinta / papel, 1943, Colección
Marte R. Gómez, Museo Casa Diego Rivera, Guanajuato. Publicada en: “Parícutin. Diego Rivera y el nacimiento de un
volcán”. Guanajuatenses por el mundo,
México, INBA, CONACULTA, Gobierno del Estado de Guanajuato, 2015.
Imagen 11.- Diego Rivera, izquierda: Tres ramas, 1943, acuarela sobre papel, 48 x 81 cm, Colección:
Marte R. Gómez, Museo Casa Diego Rivera, Guanajuato.
Imagen 12.- Diego Rivera, derecha: Paisaje de una erupción, ca. 1943, acuarela sobre papel, Museo Casa
Diego Rivera, Guanajuato, Gto. Publicadas en: “Parícutin. Diego Rivera y el nacimiento de un
volcán”. Guanajuatenses por el mundo,
México, INBA, CONACULTA, Gobierno del Estado de Guanajuato, 2015, disponible en
https://issuu.com/guanajuatensesporelmundo/docs/paricutin_diego_rivera
El pincel científico de Ezequiel Ordoñez también dejó valiosos
testimonios documentales. Sus paisajes arraigados en la tradición decimonónica
dejada por José María Velasco acompañaron sus informes geológicos. El «padre
geólogo», como era conocido entre los comuneros de los pueblos impactados por
el volcán, había ganado su afecto al despejar dudas y creencias en torno al
surgimiento de la montaña y su erupción como consecuencia de maldiciones y
castigos divinos. Ordoñez difundía además los ciclos futuros del volcán, el
tipo de erupción que lograba, así como los peligros que podía enfrentar la
población si se negaba a salir del territorio reclamado por la lava. La pintura
de Ordoñez enfatiza la cronología de la erupción, el crecimiento del cono, así
como la radical transformación del paisaje.
Imagen 13.- “Fumarola”, tomado de Ordoñez,
Ezequiel, El Volcán de Parícutin,
México, Editorial Fantasía Juan M. Aguirre A., 1947.
Imagen 14.- “Erupción del Parícutin”, tomado de Ordoñez
Ezequiel, El Volcán de Parícutin, México,
Editorial Fantasía Juan M. Aguirre A., 1947.
Un resplandeciente Parícutin de arraigada tradición simbolista
emana de las manos de Rufino Tamayo. Desligándose por completo de sus
contemporáneos parece retratar en el volcán una experiencia personal y
profundamente renovadora para el arte de mediados del siglo XX. En su escena no
es el volcán temperamental comúnmente citado, es una lúdica montaña que
juguetea plácidamente con una lluvia de fuego en medio de una noche azul
intensa. Los árboles petrificados parecen danzar al compás de los fuegos de
artificio que caen resonantes entre la lava solidificada que cubre ya los
pueblos de San Salvador Combutsio y San Juan Parangaricutiro.
Imagen 15.- Rufino Tamayo, Paisaje
del Parícutin, 1947, óleo sobre tela, 76.2 x 101.5 cm, colección privada.
Véase: http://www.rufinotamayo.org.mx/wp/projects/paisaje-del-paricutin/
La agonía del Parícutin en 1952 fue plasmada magistralmente por
Ricardo Soriano. Para entonces la penumbra de los primeros años había
desaparecido y Soriano hereda a la posteridad una diáfana escena en
irrepetibles azules que permiten apreciar apenas chorreantes los últimos riachuelos
incandescentes exhalados del volcán. Como quien ha sido redimido en su lecho de
reposo, así emergen los hilos de fuego en el cono madre y en el pequeño
Sapichu, mientras algunas siluetas que no permiten descifrar si son peñascos de
lava o bien un bosque de pinos, abren telón al resto del paisaje.
Imagen 16.- Ricardo Soriano, Agonía del Parícutin, Febrero 17,
1952. ver:
http://www.paredro.com/wp-content/uploads/2015/02/PARICUT%C3%8DNRICARDO-SORIANO-02.jpg
Imagen 17.- “Dr.
Atl y el volcán”, Navarro Foto, Archivo Fotográfico del Instituto de
Investigaciones Históricas, Fondo: Gerardo Sánchez Díaz
Nadie supo comprender mejor las intenciones del Parícutin que el
Dr. Atl, quien prácticamente consolidó su profesión pictórica al declararse
«dueño del volcán». El Dr. Atl, arribó al lugar del nacimiento el mismo año en
que reventó la tierra. Siendo, como él mismo se calificaba, un caminante
incansable y notable alpinista, pronto decidió instalarse en una vieja choza
que le permitía soñar con los bocetos del volcán, mientras éste lo enamoraba
cada noche con una furia incontenible. Atl no sólo pintó el paisaje del
Parícutin, sino que a través de un sagrado proceso de transustanciación se
convirtió en el paisaje mismo. Sus escenas, elocuentes poemas de pasión
desenfrenada, hablan de este romance entre el volcán y el pintor. A partir del
Parícutin Atl reinventó su técnica e incluso llevó a su máximo esplendor la
experimentación cromática, al punto de transformar los azules más cálidos y apacibles
en rojos violentos y avasallantes ante las miradas atónitas de los
espectadores.
Imagen 18.- Gerardo Murillo “Dr. Atl” (1875-1964), “Erupción del
Parícutin (reverso)”, 1943, Atl color sobre madera, 168 x168 cm. Museo Nacional
de Arte. Tomado de ¡Puro mexicano! Tres
momentos de creación, México, Museo Nacional de Arte, INBA, 2014, p. 65.
Imágenes: 19, 20 y 21.- “Policromía del Parícutin”, Gerardo
Murillo, imágenes tomadas de Dr. Atl, Cómo
nace y crece un volcán. El Parícutin, Ed. Facsimilar, México, El Colegio
Nacional, 2017.
Las escenas logradas por Atl parecieran ser exóticas danzas en
las que el movimiento, el conocimiento pleno de la naturaleza y el deseo,
sucumben ante las manos del pintor. Sin duda Atl fue el mayor confesor del
Parícutin, en la figura del hombre delgado de barba larga el volcán depositó
todos sus secretos. Para Atl, el volcán constituía la mayor expresión de
renovación vital, por ello lo escuchó al oído, fue capaz de descifrar todos sus
lenguajes, desde la furia más explosiva hasta el momento casi místico de
contemplación.
Otro pintor que reclamó su derecho coterráneo para con el volcán
fue Alfredo Zalce. Desde su arte de denuncia quiso expresar el malestar que le
ocasionaba la llegada masiva de «turistas» a los alrededores del Parícutin.
Zalce, de la misma forma que Revueltas, retrata el quebranto de lo cotidiano
para los comuneros de San Juan y San Salvador Combutsio, reclama además el
estrambótico negocio en que la erupción se transformó ante la mentalidad
usurera. Pero también se rinde ante la fascinación que le causa el paisaje
deconstruido, al pintar la torre del viejo Parangaricutiro cual mástil
enclavado en el mar de lava que apenas respetó el altar mayor que albergara en
otros días al Cristo de los Milagros.
Imagen 22.-
Alfredo Zalce, “El Parícutin”, 1949,
óleo sobre tela, 68 x 103 cm, colección particular, véase: Zalce total, Morelia, Michoacán, INBA, Gobierno del Estado de
Michoacán, Gobierno del Estado de Guanajuato, 1995.
Imagen 23.-
Alfredo Zalce, Parícutin, 1949,
Duco/Mazonite, 84x65 cm., véase Alfredo
Zalce. Artista michoacano, Morelia, Mich., Gobierno del Estado de
Michoacán, SEP, IPN, Instituto Michoacano de Cultura 1997.
Junto a la figura de Zalce, destacó sin duda otro de los más
interesantes representantes de la Escuela Mexicana de Pintura, quien se desligó
pronto de las expresiones pictóricas posrevolucionarias para legar a la
posteridad los trazos de una tradición totalmente personal: Raúl Anguiano. Aunque
en su obra eran conocidos ya algunos fragmentos del volcán Parícutin, fue hasta
el 2015 que gracias a la iniciativa de la Casa de Cultura de Coeneo, se dio a
conocer una serie de bocetos, en su mayoría dibujos al carbón y acuarelas, que
habían permanecido ocultos a los ojos del público. Dentro de este desconocido
acervo destacan cinco bocetos extraordinarios del Volcán Parícutin. Por los
datos de referencia inscritos en el papel, Anguiano nos da cuenta de que
conoció al Parícutin en el año de su nacimiento. Sin embargo, no sólo es el año
lo que nos dice que Anguiano presenció el alumbramiento, sino la secuencia
pormenorizada de sus escenas que marcan la actividad paroxismal del volcán
desde el verano de 1943 y posiblemente hasta los primeros meses de 1944.
Imágenes 24 y 25.- Raúl Anguiano, Parícutin, acuarelas, 1943, colección
particular.
De esta manera, Anguiano plasmó al carbón el surgimiento y
desarrollo completo del cono, lo cual de acuerdo a la opinión de los expertos
debió ocurrir en el transcurso de mes y medio a partir de su nacimiento. La
apasionada violencia de las erupciones del Parícutin en sus primeras etapas es
evidente en un par de acuarelas. Con sólo mirarlas pareciera que en los oídos
del espectador resuenan los estruendos de la energía desmedida, el arrojo
inmenso de lava, bombas, y esa llovizna eterna de arena y lapilli descritas una
y otra vez en los centenares de líneas dejadas por los viajeros.
Imágenes 26 y 27.- Raúl Anguiano (izquierda), Parícutin, dibujo al carbón, 1943,
colección particular. Raúl Anguiano, (derecha), Paisaje del Parícutin I, Dibujo al carbón, 1943
La opinión experta de los geólogos nos revela además que la obra
de Anguiano retrató convenientemente la despiadada improvisación de los flujos
piroclásticos, mientras en serenísimos blancos quiso exponer también candentes
respiros de vapor de agua. Una cuarta vista recrea un paisaje mucho más
apacible, con un cono majestuoso que exhala una delgada y larga línea de humo,
seguramente de varios kilómetros hacia el infinito; observado todo por algunos
testigos, como se había hecho ya costumbre en las márgenes del volcán. En la
última acuarela retumba ya la vigorosidad del Sapichu, y sobre él, una lluvia
incesante de rocas de todos tamaños, como solicitando la atención de la madre
que cautelosa lo mira desde el tercer plano.
En general, las escenas del Parícutin logradas por Anguiano, nos
recuerdan al igual que el legado de Atl, una fascinación inmensa del pintor
ante el fenómeno natural. Anguiano seguramente recorrió el perímetro del cono,
y desde el Canicjuata, con la loma de Capatzin al fondo, o bien, mirándolo
desde el norte, nos compartió los detalles de sus travesías.
Referencias
Giménez, Gilberto, Territorio y cultura. Estudios sobre las Culturas
Contemporáneas, vol. II, núm. 4, diciembre, 1996, Universidad de Colima,
Colima, México, pp. 9-30, [Fecha de consulta: 4 de julio de 2018] Disponible
en:<http://www3.redalyc.org/articulo.oa?id=31600402> ISSN 1405-2210
Inicio
Principal
Derechos Reservados Copyright@
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra
Última actualización 3/septiembre/2020
|
|
|