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Volcán Jorullo, boceto de Friedrich W.G. Humboldt
El volcán Jorullo a 260 años de su nacimiento
Por: Alberto
Gómez
El Jorullo en la colonia:
frailes, poetas, naturalistas
Geología de la Región del Volcán
Jorullo
Petrología del Volcán
Jorullo
Referencias
Introducción
En la madrugada del 29 de septiembre de 1759, día de San Miguel
Arcángel, se presenció el nacimiento de un volcán en el ostentoso latifundio de
San Pedro Jorullo perteneciente a Don José Andrés de Pimentel, quien era
comerciante y regidor perpetuo de la ciudad de Pátzcuaro. Las propiedades del
regidor se albergaban en un valle espacioso y llano, de tanta hermosura y
frondosidad que, con razón, los antiguos le llamaban en lengua tarasca Jorullo,
que significa Paraíso. Este ameno valle se extendía en lo ancho hasta 3 leguas
de oriente a poniente (15 km), y de norte a sur se dilataba en 8 o 10 leguas
(50 km) (F. Ajofrín, 1764).
Las tierras del Jorullo se caracterizaban por sus extensos
campos cultivados con algodón, añil, maíz, caña de azúcar, así como, abundantes
manadas de ganado y trapiches para el procesamiento del azúcar. Tanta riqueza y
opulencia se convertiría en tan sólo 6 horas “...en una inmensa playa de
arenas, y lagunas, un calabozo de tinieblas tan horrible, tan gemebundo que no
habrá entendimiento que lo exagere, pluma que los describa, ni imprenta que lo
estampe” (Alonso Núñez y Marín-Tello, 2009).
Figura 1. Dibujo del volcán Jorullo en 1764 durante la visita de
Francisco de Ajofrín. III. Bocas donde reventó el volcán a los principios. IV.
Minas de Cobre. V. Boca principal del volcán y cerro que ha formado. VI. Varías
bocas y respiraderos del volcán. VII. Otras bocas que tiene en lo llano del
valle. VIII. Río de Xurullo. IX. Sitio donde estaba la Hacienda de Xurullo. X.
Hacienda y ranchos de la Presentación. XI. Sitio donde estuvo el pueblo de la
Aguacana. XII. Camino y paso a las minas del Cobre que llaman el salto. XIII.
Planos de caña dulce de que aun han quedado algunas raíces. Tomado de De
Ajofrín, 1964.
El Jorullo en la colonia:
frailes, poetas, naturalistas
La actividad del volcán coincidió con la época colonial de
México y fue documentada principalmente por el administrador de la hacienda,
Manuel Román Sayago, quien en su diario registró día a día cómo crecía el cono
y como sus corrientes de lava daban nuevas formas al relieve. El poeta
guatemalteco Rafael Landívar y el capuchino Fray Francisco de Ajofrín fueron
personajes ajenos a la hacienda que acudieron a la región con la finalidad de
describir tal maravilla.
Landívar aborda el proceso volcánico desde la estética de lo
sublime y lo plasma en su “Rusticatio Mexicana”, obra donde se describe la
naturaleza, vida y costumbres de México y Guatemala del siglo XVIII.
Si bien no se sabe con exactitud el periodo en que el poeta
estuvo en la región describiendo el espectáculo de fuego, las lineas dedicadas
al Jorullo refieren escenarios pre y post eruptivos, por lo cual se cree que
estuvo los 15 años de actividad en los alrededores del Jorullo. Por otro lado,
el fraile Ajofrín hace mención a la estuvo en la región escasos 15 días a
finales de mayo de 1764 (Figura 1).
En aquellos días corrían como en profecía unas voces, afirmando
que esta hacienda había de perecer en un día de San Miguel, y aún añadían que,
predicando en esta hacienda en 1757 debajo de un corpulentísimo árbol de
tamarindo, dos padres misioneros crucíferos Franciscanos dijeron que en castigo
de las culpas de aquellos habitadores se había de destruir todo el valle con
fuego un día de San Miguel. Rafael Landívar describe este suceso con más
detalle y más poesía, pero sin mencionar a los misioneros:
...”un anciano sin ser
conocido de nadie, con veste empolvada y cubierto de tosco sayal, de barba canosa
imponente, y de faz venerable, aparece y, mezclando palabras con tristes
suspiros, así se expresó: Tiempo vendrá más cruel que ninguno, después de que
una septena de giros complete la luna y Otoño equipare las noches oscuras con
lúcidos días, cuando Vulcano voraz impunible por estas campiñas, suelte su
furia cruel, y el valle sucumba a las llamas. Ígneas rocas, hórridas rocas rodar
por los campos, y en ruinas extensas inmerso el Jorullo contemplo. Así dijo, y
dejando en temblor a las gentes dispuestas a muchas preguntas, marchóse el
longevo de prisa”. (Rusticatio Mexicana)
Al igual que sucedió en Paricutín 184 años después, en la región
del Jorullo se dejaron sentir tremores meses antes de la erupción y para el 17
septiembre de 1759, se sintió un fuerte temblor que hizo crujir las entrañas de
la Tierra en la Hacienda del Jorullo. Este evento generó agrietamiento de la
capilla, se cayeron las tejas de los techos de las casas, los árboles se
bambolearon al ritmo de la trepidación sísmica y los animales desconcertados
huyeron a esconderse. Y, finalmente, para el día de San Miguel Arcángel se
abrió una grieta que acabó por confirmar la profecía de los Franciscanos.
Desde el punto de vista científico Alexander von Humboldt fue el
primer viajero extranjero que se dio a la tarea de hacer notas desde el punto
de vista de diferentes disciplinas como la geografía, geología, historia, política,
botánica y economía, por mencionar algunas, en su pasaje por América (Figura
2). A pesar de que Humboldt y su tripulación solo estuvieron cuatro días en la
región del Jorullo (18-21 septiembre 1803), el naturalista aportó conocimientos
acerca de las causas geológicas que provocaron el surgimiento del Jorullo, tópico
que era por demás desconocido para los estudiosos de la época en la Nueva
España, razón por la cual, el joven prusiano se dio a la tarea de difundir el
acontecimiento a su regreso a Europa.
Casi un siglo y medio después del nacimiento del Jorullo, se dio
la visita más importante de científicos al volcán y sucedió durante el marco
del X Congreso Geológico Internacional, que se llevó acabo en la ciudad de
México en 1906. Para tal acontecimiento, por encargo del Instituto Geológico
Nacional, el geólogo Ezequiel Ordoñez preparó la guía para visitar al volcán,
que con el titulo de “Le Jorullo”, y acompañada de mapas, se entregó al grupo
de científicos venidos de todo el mundo.
Geología de la Región del Volcán
Jorullo
El volcán Jorullo se localiza en la porción centro meridional
del estado de Michoacán, 9 kilómetros al este de La Huacana y 98 kilómetros al
suroeste de la ciudad de Morelia, este se alberga en la Tierra Caliente michoacana
dentro de la cuenca del Bajo Balsas a pocos kilómetros de la presa de
Infiernillo. Se encuentra en la parte frontal del Cinturón Volcánico
Transmexicano y representa el volcán más meridional del Campo Volcánico
Michoacán Guanajuato (CVMG).
El
CVMG representa una manifestación volcánica atípica a nivel
mundial, ya que alberga la mayor cantidad de volcanes (> 3 000) en
comparación con otros campos volcánicos del mundo (Valentine y Connor,
2015). Principalmente se constituye por volcanes de poco volumen
asociados a ambientes de rift y extensión (conos cineríticos, conos de
lava,
maares, anillos o conos de toba), volcanes tipo escudo asociados a
plumas del manto
o zonas de rift (p.e. Yahuarato, Culiacán, Buena Vista, Petembo) y
escasos
estratovolcanes relacionados con subducción (p.e. Tancítaro, Patambán,
Tipitarillo). Particularmente el sur del CVMG, en la región de
Tacámbaro-Puruarán-La Huacana, se aloja la mayor densidad de volcanes
dentro
del CVTM: 16 conos/100km2 (Guilbaud et al., 2012, Figura 3).
Figura 3. Mapa geológico de la región de Jorullo y sus
alrededores. Modificado de Guilbaud et al., 2011.
Desde el punto de vista estructural, la zona del Jorullo se
localiza en una región tectónicamente dinámica. Se encuentra en el vértice sur
de lo que Johnson y Harrison (1989) propusieron como el Triángulo Michoacán y años
después Frausto (1995) menciona como la Unión Triple
Tepalcatepec–Balsas-Petacalco. Esta zona de intensa deformación se asocia a la
interacción de la placa de Norteamérica con los bloques corticales de Michoacán
y Guerrero (Figura 4).
Durante los quince años de actividad del Jorullo, la emisión de
los productos volcánicos se dio principalmente a través de 5 centros eruptivos,
el cono cinerítico principal (Jorullo) y cuatro conos de lava (spatters) de
menores dimensiones (volcán del Norte, del Suroeste, Central y del Sur). Los
conos del Jorullo se emplazaron en una zona donde se intersectan dos sistemas
estructurales de primer orden: el Bajo Balsas (NO-SE) y Mil Cumbres (NE-SO);
sobre una fisura de 4 kilómetros con dirección N35º.
Esta “pequeña fisura” pertenece al sistema de Mil Cumbres, el
cual se considera vulcano-tectonicamente activo debido a que sobre este se han
emplazado los pulsos magmáticos del Holoceno, por ejemplo: Mesa Malpaís de
Cutzaróndiro-La Tinaja, Cahulote de Santa Ana, El Metate, San
Hilario-Buenavista- Malpaís-Esmeralda (Hasenaka y Carmichael, 1985; Connor, 1987;
Guilbaud et al., 2012). La dirección de los lineamientos volcánicos refleja la
dirección del esfuerzo tectónico principal en la región (Nakamura, 1987).
Figura 4. Localización de Jorullo dentro del Campo Volcánico Michoacán
Guanajuato, así como, su ubicación dentro del Triangulo Michoacán (Johnson y
Harrison, 1989) y Unión Triple Tepalcatepec Balsas Petacalco (Frausto, 1995).
También se aprecian algunos volcanes distintivos del CVMG.
Los productos del Jorullo se emplazaron principalmente en siete
fases eruptivas dejando como resultado, ~2 km³. Estas fases se diferenciaron
composicionalmente a lo largo del período volcánico; al principio se caracterizó
principalmente por la emisión de lavas y pocos productos piroclásticos de
composición basáltica con alto contenido de magnesio y afinidades primitivas,
mientras que, la segunda mitad de la actividad se emplazaron andesitas
basálticas con bajo contenido de magnesio.
Petrología del Volcán
Jorullo
A pesar de sus diferencias composicionales de óxidos, las lavas
del Jorullo petrográficamente son porfiríticas con texturas traquíticas,
subofíticas o intersticiales con microfenocristales de plagioclasa, augita,
olivino y espinela, así como, fenocristales euhedrales y esqueletales de
olivino (<10 % vol.) con inclusiones de espinela rica en cromo, aluminio y
magnesio en las lavas primitivas, y enriquecidas en fierro y titanio en las lavas
pobres en magnesio. Las hipótesis de la génesis de los magmas del volcán que en
este año festeja su 260 aniversario son diversas.
Algunos autores proponen que las lavas del Jorullo pudieran ser
producto de una cristalización fraccionada o fusión parcial en niveles de
corteza inferior o manto superior (Luhr y Carmichael, 1985). Otros mencionan que
las lavas pobres en magnesio derivan de la fusión parcial de un manto
heterogéneo que se ha modificado por el aporte de H2O, producto de
la deshidratación de la placa de Cocos subducida; mientras que las lavas ricas
en magnesio y con afinidades primitivas, provienen de un reservorio que no ha
sido afectado por el H2O, se estima que ambos magmas se formaron a
una presión de 13-16 kbar a una profundidad de ~ 48-60 kilómetros
(Rasoazanamparany et al., 2016).
Estas hipótesis se podrían complementar con lo propuesto por
Gómez–Tuena y colaboradores (2018) donde mencionan rocas tipo intraplaca en el
CVTM, las cuales se emplazan principalmente a través de conos de lava,
cineríticos y fisuras, y además estas se caracterizan por presentar afinidades
primitivas. Las lavas tipo intraplaca tienen un origen mantélico, ligeramente
modificado por los flujos de la placa subducida y son producto de la fusión
parcial de un manto de peridotita o piroxenita.
A manera de conclusión...
Durante la segunda mitad del siglo XVIII en Europa se vivía la
Ilustración, acompañada por la primer “Encyclopédie” de Diderot y D’Alembert
(1951). Para 1960 estalla la Revolución Industrial en Inglaterra lo cual trae
consigo un aumento de la población de 120 a 180 millones de habitantes en
Europa. En las artes este período de tiempo marca el final del barroco y del
clasicismo y los inicios del romanticismo. Mientras tanto, en la Nueva España
acontecía uno de los espectáculos más sublimes que la naturaleza se puede
regalar a sí misma, el nacimiento de un volcán continental que llevaría por
nombre El Jorullo.
REFERENCIAS
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y económico de la erupción del volcán Jorullo, Michoacán, 1759. Tzintzun, (49),
53-78.
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191-200.
De Ajofrín, F. (1964). Diario del viaje que hizo a la América en
el siglo XVIII el P. Fray Francisco de Ajofrín (Vol. 2). Instituto cultural
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Frausto, O. 1995. Análisis morfotectónico del sector oriental
del curso bajo del río Balsas, Michoacán, México. Universidad Nacional Autónoma
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García, D. C. (2012). La estética de lo sublime en la sección El
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Gómez-Tuena, A., Mori, L., Straub, S. M. (2018). Geochemical and
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Guilbaud, M. N., Siebe, C., Layer, P., Salinas, S.,
Castro-Govea, R., Garduño-Monroy, V. H., Le Corvec, N. (2011). Geology,
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Johnson, C.A., Harrison, C.G.A. 1989. Neotectonics in Central
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Landívar, R. Rusticatio Mexicana. 2a. ed./ Edición Bilingüe,
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Faustino Chamorro González. - -Guatemala: Universidad Rafael Landívar, 2001 646
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Luhr, J. F., y Carmichael, I. S. (1985). Jorullo Volcano,
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Rasoazanamparany, C., Widom, E., Siebe, C., Guilbaud, M. N.,
Spicuzza, M. J., Valley, J. W., Salinas, S. (2016). Temporal and compositional
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Urquijo-Torres, P. S. (2008). Humboldt y el Jorullo: historia de
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Valentine, G. A., y Connor, C. B. (2015). Basaltic volcanic
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Última actualización 3/septiembre/2020
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